sábado, 25 de noviembre de 2017

The evolution is the revolution. Transformando el aula para aprender de otra manera

Este curso doy clases en PMAR II; un grupo de ocho chicas de 3º de ESO que trabajan en un aula pequeña durante las horas (muchas) de los ámbitos: el socio-lingüístico (del que me encargo), el científico-tecnológico y el de idiomas.
Como digo, el aula es de reducidas dimensiones, pero con un amplio ventanal y un techo alto, aburhadillado. A principio de curso parecía un almacén de sillas y mesas verdes, con una pizarra de tiza sobre la que habían colocado una pantalla de proyección; en el aula entraba una luz inmisericorde y había desperdigados una serie de muebles entre los que destacaba uno metálico, bastante oxidado. Un panorama casi desolador.
Desde el principio se les planteó modificar este espacio, proponiendo de forma abierta varias posibilidades pero con un punto en común: organizarlo de manera que el aprendizaje fluyera por cauces diferentes al habitual. 
Se contó con la opinión de las dos profesoras que imparten los otros ámbitos, el tutor específico, el equipo directivo y las familias. En este caso, la transformación del ambiente va de la mano de un cambio metodológico, centrando la atención en el papel protagonista de las alumnas y próximo al Aprendizaje Basado en Proyectos, en el que el uso de las TIC tiene un papel central para que, coordinando todo ello, se produzca un aprendizaje más competencial y perdurable, que permita en la medida de lo posible afrontar la realidad con la que se encontrarán en 4º de ESO, curso en el que no existe la continuidad del Programa de Mejora y el apoyo académico que recibirán estará en función de la disponibilidad del Centro, ya que en la normativa no se contempla nada al respecto.
En ese diagnóstico inicial, muy compartido, se tuvo en cuenta además al personal de limpieza, ya que se iban a encontrar con un mobiliario y con material poco usual en el Instituto: alfombra, cojines, un puff... y hemos tenido la suerte de contar con el apoyo del equipo directivo (al que se ha dirigido directamente el grupo de alumnas) y de la complicidad del encargado de mantenimiento, que ha permitido acelerar los cambios.
Las alumnas han realizado un croquis del aula (lo que ha favorecido el trabajo coordinado con el ámbito científico-tecnológico y algunas materias optativas tales como Dibujo o Economía), diseñando su propia aula ideal desde la realidad del espacio y de las posibilidades económicas. Para incidir en su papel protagonista, se han establecido una serie de Coordinaciones por parejas, que se responsabilizan de diferentes aspectos: mobiliario, material, TIC y una coordinación general. Así, las ocho alumnas tienen una implicación directa no solo en cuanto al diseño, sino -lo más importante- su mantenimiento.

La imagen que se ofrece no permite apreciar en su totalidad los cambios realizados, ya que faltan elementos que la aplicación informática no contenía, pero sí hace posible captar lo esencial: en la actualidad, el aula es un lugar de trabajo conjunto y cooperativo, con una superficie central (dos mesas grandes y cuatro de las pequeñas) en la que las alumnas trabajan habitualmente con ultraportátiles que se guardan en un mueble cerrado, se ha diferenciado la pantalla de proyección -que se mantiene en su sitio- de la pizarra blanca (no tenemos todavía una PDI, pero todo se andará), que han colocado en la pared opuesta. En un rincón ha quedado "la mesa del profesor" con el ordenador conectado al proyector fijo en el techo y, el mayor éxito, el rincón: un pequeño lugar junto a la puerta de entrada donde se ha colocado una alfombra, varios cojines, un puff y dos muebles abiertos con libros y materiales que han ido elaborando en clase (modelos celulares, volcanes, carteles...). Sobre estos muebles se ha colgado un tablón de anuncios que hemos forrado con cartulina roja para tapar el infame corcho, que va adquiriendo bastante vidilla. 
En el ventanal se han colocado cuatro cortinas (dos grises en la zona lateral, mientras que la central queda ocupada por dos blancas), y nos hemos apropiado de esta zona, escribiendo en las ventanas como si se tratase de una pizarra o de la extensión del tablón.
¿El resultado inmediato de esta transformación? Desde el asombro de quienes la ven hasta la consecución del objetivo: las alumnas se mueven libremente por el aula, trabajan en "el rincón" en parejas con sus ordenadores y sus papeles, escriben en las ventanas, leen los libros que tienen a la mano, charlan durante las clases, traen y cuidan pequeñas macetas que sirven para Ciencias Naturales además de dar un poco de vida, y van siendo conscientes de que no son ocho chicas que deben permanecer sentadas de manera individual para atender la charla de quien imparte la clase.
En el vídeo se puede apreciar el antes y el después que, en realidad, está siendo el durante, ya que seguimos con las transformaciones.
Queda mucho por hacer, tanto en lo material como en lo metodológico, pero se están poniendo las bases para el cambio necesario.